
A propósito de la (absurda) detención de los titiriteros en Madrid: ¿Quién dice qué es para niños y qué no lo es?
Por Andrés del Bosque (desde España). Qué deberíamos hacer con la considerable evidencia etnográfica que muestra […] que por todo el mundo hay otros pueblos que no piensan en los niños
Por Andrés del Bosque (desde España)
Qué deberíamos hacer con la considerable evidencia etnográfica que muestra […] que por todo el mundo hay otros pueblos que no piensan en los niños como monstruos innatos ni consideran la necesidad de domesticar sus instintos bestiales? Ni de adoctrinarlos, ni menos de controlar lo que deben y no deben ver.
La sociedad -dirá Marlyn Strathern- “no es un conjunto de controles de y contra el individuo…”. Es al revés, hay que dejar que esa naturaleza infantil nos enseñe a comportarnos. Basta de “Vigilar y Castigar”. Los niños no requieren de tutores ni tutoriales que le digan que deben y que no deben ver… Esto sería una falacia para aquellos que se saben reencarnaciones de parientes fallecidos, hecho común de la vida infantil en África Occidental, la parte septentrional de América del Norte y el norte de Eurasia Norte.
En el mundo de los yukagiro “no existe el concepto niño” ya que se entiende que los bebés tienen las habilidades, el conocimiento, el temperamento y los atributos de los parientes fallecidos que los dotaron de alma… Para el pueblo aimara de las tierras altas de Bolivia la niñez es una progresión de una humanidad imperfecta a una perfecta, caracterizada por la asunción de las obligaciones sociales… no existe punición, ni represión. Para los mambai de Timor los bebés, tienen corazones indiferenciados, todavía “enteros” o “llenos”…
Los niños son humanidad en trance de ser, en la mayoría de otros pueblos del mundo y no animalidad para ser superada. No piensan al niño como dualidad mitad ángel, mitad bestia. Los niños nacen humanos y sus necesidades no son vistas como egoístas “demandas” en la mayoría de los pueblos no occidentales. Ni espíritus que haya que proteger de las malas influencias. Tal vez no veríamos a los niños como criaturas egocéntricas que han caído en las garras del deseo si nosotros mismos no fuéramos ya egoístas integrales.
Y esto no lo digo yo sino Marshall Sahlins en la Ilusión Occidental de la naturaleza Humana. Y, ¡que viva el Carnaval!
Andrés del Bosque es actor, director y dramaturgo (chileno-hispano), licenciado en dirección teatral, máster y doctor (c) en artes escénicas con su tesis “En busca de la risa perdida. Aportaciones del clown a la teatralidad” por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.