Paula Sharim: Presente y futuro del teatro Ictus

Por Álvaro Pacull (desde Santiago de Chile). El teatro Ictus, es una de las agrupaciones teatrales latinoamericanas de más larga trayectoria en la actualidad.

Por Álvaro Pacull L. (Desde Santiago de Chile)

«Expreso mi especial agradecimiento a Paula Sharim, Directora de Teatro Ictus, por su amabilidad y generosa contribución».

El teatro Ictus, es una de las agrupaciones teatrales latinoamericanas de más larga trayectoria en la actualidad. Por seis décadas ha sido un referente creativo y testigo de los cambios socioculturales de Chile. Los cambios políticos y económicos vividos en la sociedad chilena, sobretodo en los últimos cuarenta años, lo han mostrado como una entidad reflexiva a nivel social y cultural, generadora de propuestas artísticas significativas, combatiente en años oscuros y un sobreviviente en la actual modernidad nacional. Como toda agrupación independiente lucha por su pervivencia en un escenario socio-político complejo, en donde las leyes del mercado condicionan la oferta teatral, y tornan compleja la subsistencia económica para proyectos ajenos de la lógica del espectáculo comercial o los grandes centros culturales –públicos y privados-, mayoritariamente favorecidos por apoyos económicos relevantes y, consecuentemente, pauteados a partir de las lógicas de la institucionalidad y el poder establecido.

Lo dicho, amerita conocer de primera fuente la postura actual de la agrupación y la estrategia que como agentes culturales se han propuesto para enfrentar la contingencia y proyectarse al futuro. Por lo mismo, hemos desarrollado un interesantísimo diálogo con su directora artística y ejecutiva, la actriz Paula Sharim.

Álvaro Pacull (AP): ¿Cuáles han sido las principales dificultades editoriales y logísticas que ha tenido Ictus desde el retorno a la democracia hasta hoy?

Paula Sharim (PSh): Cuando volvemos a la democracia se producen dos fenómenos importantes a enfrentar. El primero es la rápida retirada de recursos económicos que sostenían el gasto básico de la mantención de la sala por parte de organizaciones extranjeras, en este caso una ONG holandesa, cuyo fin era colaborar en materia cultural para proteger espacios amenazados por la dictadura. Lo segundo es que Ictus, como el espacio de un grupo creativo contestatario al régimen y con un objetivo que reúne a sus integrantes en lo ideológico y estético, paradojalmente queda con un frente abierto a repensar. ¿Hacia dónde se avanzaba ahora? Ya no hay un enemigo común a quien combatir. Esto significa un periodo de cambio en sus integrantes, de nuevas fórmulas de trabajo colectivo que permiten en esta década que los actores puedan trabajar también en la televisión que irrumpe como una fuerza laboral potente. Pensemos que la vida completa que le dedicaron los creadores de las décadas ’70-’80 ya no se hace posible en lo práctico.

AP: ¿Cómo ha influido el cambio cultural de la audiencia nacional en sus repertorios y creaciones?

PSh: Una de las características del teatro Ictus es abordar las temáticas que circulan en el aire. Cada miembro respira y entrega la inquietud de lo que sucede a su alrededor, por lo tanto esto influye las temáticas y en las necesidades de expresión del grupo. En la década del 90 Ictus ya es “adulto” y comienza a percatarse del cambio profundo en las costumbres de consumo teatral. Aparecen los grandes espacios financiados por el Estado con los cuales es imposible competir y se asoma el peligro de no poder sostener los gastos en base a la taquilla como había sido anteriormente. El “público fiel” sigue asistiendo a la sala y continúa recibiendo lo que quiere, pero es evidente que no se logra captar a las audiencias nacientes y masivas que comienzan a dar forma a un nuevo modelo de trabajo. La búsqueda estética permanece, la temática brota como siempre, yo diría que lo más significativo en este periodo de cambio, es que Ictus se ve obligado a salir de su residencia en la sala La Comedia y aprende a desplazarse para divulgar su labor y lograr reconocer lo que sucede afuera.

Paula Sharim junto parte del elenco de Ictus en uno de sus últimos montajes. /Imagen: web Ictus.

PSh: El Teatro Ictus ha recibido en su larga trayectoria dos Fondart (Fondo de Desarrollo de las Artes) de creación. Sólo en 2016 logramos adjudicarnos un proyecto de gestión abierto recientemente por el Consejo Nacional de la Cultura y las artes (OIC) que significa poder hacer gestión para lograr una futura auto-sustentabilidad; es decir, el camino de la subvención estatal a espacios y grupos artísticos que hemos demandado al Estado hace ya muchos años, no existe. Solo maniobras de gestión que, obviamente, le quitan tiempo a la creación y complejizan el modo de trabajar.

AP: ¿Qué están haciendo actualmente en materia de gestión cultural y estrategia para mantener vivo su proyecto?

PSh: Gestionamos el Proyecto OIC del CNCA, cuyo objetivo es –como dije- lograr un autofinanciamiento, esperando que algún día en este país el Estado se decida a invertir en una cultura no solo del evento, sino de la preservación del patrimonio que atesoran 60 años de existencia, como es nuestro caso, por ejemplo. Nuestro concepto 2017 es “PERMANECER”; todo va en dirección hacia el rescate, la comprensión y la proyección de lo que han sido esta cantidad de décadas de existencia. Es casi divertido porque gestión implica vínculos, intercambios, búsqueda de recursos, clases, invención de modelos para mantener un espacio físico, etc., pero no involucra un solo peso para la creación artística. Eso, hay que buscarlo en algún otro fondo. Y en Ictus se juntan ambas necesidades, ya que es un grupo con residencia permanente y que debe sostener la casa y a sus integrantes.

AP: ¿Las nuevas plataformas de comunicación, les han servido para captar nuevas audiencias y conformar redes y afianzas alianzas estratégicas y colaboraciones?

PSh: Este 2017, estamos evaluando lo que sucedió respecto al año anterior, en el que se intentó implementar todo lo que mencionas. En una respuesta muy general, diría que sí, que esto ha marcado una nueva etapa, que ha respondido a una necesidad que arrastrábamos hace un tiempo y cuyos frutos empezamos a obtener ahora.

AP: ¿Cómo ven el futuro y qué acciones innovadoras están desarrollando para mantener vivo su ideario, qué margen de flexibilidad se dan para «competir» y posicionarse?

PSh: En lo inmediato creo que la búsqueda de este “permanecer”, es explicarse cómo ha sido posible esta larga existencia en lo teatral. Desde mi perspectiva, la apertura y el diálogo intergeneracional es la apuesta más grande que tenemos en lo específicamente teatral y que se verá reflejado en nuestro primer estreno del año con “Esto (no) es un testamento” que involucra una coproducción con GAM, un vínculo teatral con el grupo de Laura Palmer y que nos llevará por primera vez en 60 años a estrenar en una sala que no es la nuestra. Y la flexibilidad es amplia, la difusión de quienes somos, de quienes fueron y de lo que se hizo, por ejemplo, la vemos lanzando una biblioteca virtual (en Julio) con la historia y una recopilación ordenada que habla de Ictus desde nosotros mismos, también es algo de gran importancia para no perder este patrimonio inmenso que hemos ido heredando. Las alianzas estratégicas y la vuelta a la internacionalización son el punto del futuro más cercano a desarrollar; así como la apertura del espacio que administramos hacia nuevas manifestaciones como la música en un formato teatral por dar un ejemplo. La cartelera 2017 tal vez representa, de buena manera, como corre el grupo y la sala de manera coherente. Creo finalmente que el reposicionamiento viene por este lado. La mayoría de los estudiantes de teatro o teatristas jóvenes han estudiado a Ictus, sin embargo, no lo conocen y eso es algo fundamental como objetivo.

FIN

*Alvaro Pacull L. es Actor titulado en la Universidad Católica, Licenciado en Estética, Diplomado de Doctorado en Estudios Avanzados en Literatura Española de la Universidad Alcalá, España, y Magister en Comunicación Aplicada.

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