“El Canto de la Sibila” (en catalán, Cant de la Sibil·la), como es la costumbre y tradición, a pesar de la pandemia, cantó otra vez como ha hecho de los tiempos de bajomedievo. En efecto, se trata de un drama litúrgico de melodía gregoriana, que tuvo una enorme difusión inninterrumpida desde el medioevo en gran parte del sur de Europa y que se (re)interpreta de forma tradicional desde la baja Edad Media hasta nuestros días en la Misa de Gallo en las iglesias de Mallorca (Monasterio de Lluc y en la Catedral de Palma) y en la Catedral de Alguer, ciudad de Cerdeña, inclusive desoyendo su prohibición por parte del Concilio de Trento (1545 – 1563).