La (sorprendente) vuelta de Lorenza Böttner a Barcelona

(Barcelona, Catalunya). El centro de imagen La Virreina de Barcelona, en coproducción coproducción con el Württembergischer Kunstverein Stuttgart, rinde primera vez homenaje a Lorenza Böttner con una espectacular retrospectiva -la más importante desde Documenta 14- titulada «Réquiem por la norma», comisariada, nada más y nada menos que, por ella/él, también sorprendente Paul Beatriz Preciado


(Barcelona, Catalunya). El centro de imagen La Virreina de Barcelona, en co-producción con el Württembergischer Kunstverein Stuttgart, rinde primera vez homenaje a Lorenza Böttner con una espectacular retrospectiva -la más importante desde Documenta 14- titulada «Réquiem por la norma”, comisariada -ni más ni menos que- por él/ella, también, sorprendente Paul Beatriz Preciado, señalado recientemente como el comisariado más influyente del mundo; quien, respecto de la muestra ha manifestado a la prensa que se trata de «un manifiesto irreverente y vitalista por los derechos de las personas transgénero y con diversidad funcional».

¿Pero, quién fue Lorenza Böttner? Nacida en la ciudad (chilena) más austral del mundo, Punta Arenas, como Ernest Lorenz Böttner (su primer nombre, masculino su primer sexo y normativo su primer cuerpo) en el seno de una acomodada familia de migrantes alemanes en 1959. Siendo pequeña, con tan solo ocho años, sufrió un brutal accidente (subió a un poste de alumbrado público a retirar un nido recibiendo una feroz descargada eléctrica) por el que le debieron amputarle ambas extremidades.

Como consecuencia de ello la enviaron a Alemania en donde fue educada junto a los llamados “niños del Contergan” (víctimas de la talidomía y que recibieron ese nombre en referencia a la denominación de uno de esos fármacos malditos), niños que nacían sin extremidades, por lo que, siempre, fue (mal)tratada como una persona discapacitada.

Es evidente que este fatal impedimento no significó una barrera alguna que pudiera evitar su entera dedicación al arte. Utilizaba, además, de la fotografía y el dibujo, la performance como forma una eficiente forma expresiva de construirse -con una clara intencionalidad biopolítica(foucauldina)- un cuerpo y una sexualidad que la vida y el fatal destino le habían negado inmisiricordemente. Es por ello que Preciado, ha reivindicado, especialmente, «su derecho a existir libremente frente a la opresión y a la institucionalización a la que se somete a los cuerpos transgénero y con diversidad funcional».

No obstante, en Alemania, pese al discriminatorio trato que fue sometida, pudo estudiar en la Escuela Superior de Arte de Kassel, en donde se licenció en 1984, con un sonado autorretrato que solo pudo ser exhibido por Preciado, exclusivamente, años después en la Documenta 14 y en el 2017, nada más y nada menos que, en Neue Gallerie.

Será a partir de mediados de los ochenta, entonces, cuando Lorenzo comenzaría febrilmente a pintar y a hacer performances públicas encarnando su definitivo rol e identidad femenina bajo el nombre de Lorenza Böttner. Es así como, junto con participar activamente en la Disabled Artists Network con Sandra Aronson, empieza a defender la existencia de la genealogía de artistas sin manos que pintan con la boca y los pies.

Fue por entonces que se celebró en Kassel Documenta 7, a la cual Lorenza no fue invitada como ningún otro artista de su igual condición (que trabajara sin las manos) y ante lo cual ella se plantó en una de las avenidas más concurrida de la ciudad a interpretar y dar forma a su singular performance plástico, danza pintura o pintura bailada, como le han denominado algunos especialistas. Una sorprendente performance que consistía, fundamentalmente, en pintar con pastel sobre un papel con los pies desnudos al son del baile y al compás de la música. Luego del cual se traslada a vivir a Barcelona, en donde se codeó con la cream de la cream del under vanguardista de la ciudad Condal.

Es aquí -en la capital catalana- en donde inspirado en ella el diseñador valenciano Javier Mariscal concibe a Petra, la mascota de los Juegos Paralímpicos Barcelona 1992. Al respecto, Preciado, que descubrió Lorenza en circunstancias en que desarrolla una investigación en el MACBA sobre el arte under en la Barcelona pre y pos olímpica, señaló en relación a esta contradictoria cuestión: «Finalmente adquirió visibilidad pública. Pero paradójicamente no fue reconocida por su trayectoria sino que se la espectacularizó en las paralimpiadas».

Petra (mascota de Olimpiadas paralímpicas, Barcelona 1992). / Fuente: Todocolección.

Por último, Lorenza, “se situó en la vanguardia de la transformación de los marcos de representación contemporáneos», como ha señalado, además, Paul Beatriz Preciado, el prestigioso curador de este potente y merecido (muestra) homenaje, que, dicho sea de paso, podrá ser visitada en el citado centro barcelonés hasta el 3 de febrero de 2019; frente al cual y a modo de corolorio, Preciado, también ha señalado, «Lorenza tenía que volver a Barcelona pero no como Petra, que la eclipsó y ocultó, sino como artista».

En 1994, Lorenza, moría en Múnich víctima del sida.

Información relacionada

Conferencia de Paul Beatriz Preciado, “Every Life Matters: The Work of Lorenza Böttner”, organizada por Gerrit Rietveld Academie at Stedelijk on Museum Amsterdam, march 2018.

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